Hace 48 horas, un grupo de hombres y mujeres manifestamos nuestra disposición a poner en marcha un espacio para aglutinar a quienes consideran necesario avanzar, en lo municipal, en los valores del progresismo, el feminismo, la defensa de los servicios públicos, los derechos de la ciudadanía y el desarrollo sostenible. Hicimos público un manifiesto y presentamos una sencilla web: www.ciudadrodrigoencomun.org.
En ese manifiesto hay personas a las que tengo estima personal; otras, a las que me gusta escuchar políticamente; algunas, también, que por motivos inescrutables cumplen ambas características; e incluso las hay a quienes ni siquiera tengo el gusto de conocer y el boca a boca ha situado en el listado de firmantes. Creo que es importante decir la verdad. “Ciudad Rodrigo en Común” no ha nacido en un día, ni en dos. Es el fruto de un profundo debate político sobre qué debíamos hacer en nuestro municipio.
Hace casi cuatro años tuve el honor de ser candidato a la alcaldía de Ciudad Rodrigo, y lo hice en el marco de una lista con las siglas de IU… pero no solo. En la papeleta ponía “IU: En Común” y el grupo municipal que se conformó tras ese proceso tiene la misma denominación y responde a una realidad: en la construcción de aquella campaña, su programa y la propia candidatura participaron muchas personas que no eran de Izquierda Unida. Gente que entendió nuestra intención de construir un espacio permeable, sinceramente abierto y en el que el único requisito para la colaboración fuese compartir una serie de principios, ideas y métodos de funcionamiento. Y, tras aquello, desde hace al menos dos años, quienes participamos en las asambleas de IU: En Común hemos tenido largas conversaciones para llegar a una serie de conclusiones.