Musicalismos y musicaciones

Hace algunos años, todavía viviendo en Cáceres, tuve la oportunidad irrepetible de disfrutar de un concierto de Chucho y Bebo Valdés. Primero el hijo, increíble, desalmado, elegante y entregado como sólo él es capaz de hacerlo. Comenzó explorando al público precisamente con este tema que si ya antes hacía que mis entrañas se revolviesen, a raíz de vérselo tocar a unos 15 metros de distancia me produce escalofríos y unos muy gratos recuerdos de todos aquellos compañeros con quienes pasé algunos años entre música, armonía, color y la satisfacción de formarnos para una bella profesión: la de maestro.

Con un maestro (de la música) os dejo, espero que lo disfrutéis.